El libro de las parodias

El libro de las parodias

by Rado Molina
El libro de las parodias

El libro de las parodias

by Rado Molina

eBook

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Overview

Nací en Cuba y durante mi adolescencia los amigos no nos veíamos en discotecas, bares o cafés. La Biblioteca nacional era nuestro lugar más habitual de encuentro; de manera que mi generación y yo enfermamos de la enfermedad del Quijote.
Sólo así puedo explicar este libro, que es un itinerario por otros libros, marcado siempre por el mero disfrute de decidir qué pasará en la siguiente oración o qué harán los personajes.
Diría, para presentarme, que las lecturas me hicieron enloquecer y que sólo la ironía me ha devuelto un poco de cordura. Sin embargo, es muy posible que me esté parodiando a mí mismo.


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Product Details

ISBN-13: 9788499531069
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Narrativa , #148
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 70
File size: 126 KB
Language: Spanish

About the Author

Rado Molina

Read an Excerpt

El Libro de las Parodias (Naranjas o Libros)


By Radamés Molina

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9953-106-9



CHAPTER 1

EL PERSONAJE

La historia es el mero resultado de un consenso. El personaje aparece en una biblioteca y encuentra de repente una mancha de sangre entre los anaqueles atestados de libros. Se cree imprescindible incluir un detective.

El personaje fija su atención en el título más próximo: «Hombre y universo» y la historia toma un cariz metafísico.

Unos instantes después se ve una mujer, el hombre toma el libro, la sigue entre los pasillos, la alcanza y pretende besarla. El beso daría a la historia un destino amoroso. Sin embargo, ése es un recurso manido y la escena más bien parece insinuar que el hombre tiene un deseo erótico frustrado.

No se sabe en realidad si el hombre tiene algún desvío erótico o una patología.

En un segundo se derrumba un estante, se descubre un voyeur o quizás el detective que investiga el origen de la mancha de sangre.

El personaje y la mujer ignoraban su presencia, el narrador es omnisciente y da a los miembros de su historia una visión fragmentaria en su juego.


EL ESPÍA

Hume es enviado como diplomático desde Inglaterra para que espíe a los franceses. En breve tiempo es considerado un simpatizante de Francia. Con sus informes salva a los suyos de las ofensivas francesas que él mismo alienta y organiza; y entre los franceses nadie sospecha que un ferviente defensor y cronista de la Revolución pueda ser un espía. Los informes son enviados con puntualidad hasta que Hume recibe la orden de regresar a Londres. De vuelta los suyos le preguntan cómo hizo para llevar las cosas a ese extremo. Hume responde que le resultaba imposible delimitar en qué medida era un espía y en qué medida un agitador revolucionario.

Los franceses envían un grupo de hombres con el propósito de rescatar a Hume; irrumpen en su mansión inglesa, no hay sobrevivientes entre sus guardaespaldas y criados; Hume, el gran defensor de las ideas revolucionarias, es conducido otra vez a París en medio del clamor popular de los franceses.


EL PICAPEDRERO

El picapedrero golpea con insistencia la piedra, mas el tiempo en que ejerce su oficio no puede de ningún modo ser eterno, todo se convertiría en polvo.

Debe golpear con insistencia, con un extraño ritmo que permita ver en él a un picapedrero y no a la muerte.


PAISAJE DESPUÉS DE LOS SUCESOS

En mi proyecto de historia Fiodor — así he decidido llamar a su protagonista — repite una escena de La guerra y la paz.

— Es muy común — sugiero alguna idea que desencadene los sucesos — que los hombres solo aparezcan en los paisajes para indicar las proporciones de los objetos.

Fiodor me escucha y afirma:

— Tú puedes tener un modelo humano.

Yo por mi parte empiezo a creer que ha sido un error hacerle evidente que escribo una historia en la que él es el único modelo.

Yo deseo una especie de historia sobre la historia, marcada por la sensación de que el presente se acepta de manera absoluta.

En realidad no creo que importe la existencia de Fiodor, me temo que Fiodor es una marioneta. Todo es un remedo, solo incluyo un detalle trágico. En la escena de La guerra y la paz un hombre apuesta que puede beber una botella de Vodka de un trago, sentado en la ventana de un edificio muy alto. En mi historia Fiodor repite la escena y se precipita en el vacío.

En el final de «Paisaje después de los sucesos» se nota la muerte de Fiodor. Estoy sentado en la ventana, miro el paisaje: ver cumplida esta escena es mi único propósito.


LA HISTORIA

I

II

La historia terminó hace unos instantes, todo se ha consumado. Esta página es su único testimonio y solo ahora puede ser comprendida.

Queda una incertidumbre: Quizás el tiempo que separa este párrrafo del término de la historia es parte de la propia historia.


OTRO CUENTO CHINO ...

Un anciano tenía una yegua.

Un día la yegua huyó y sus vecinos le dijeron:

— Ahora ya no tienes caballo. ¡Qué mala suerte!

El anciano se limitó a preguntarles:

— ¿Saben si eso es bueno o si es malo?

A la semana siguiente la yegua regresó acompañada de dos sementales.

— Ahora con tres caballos eres un hombre rico — le dijeron los vecinos —. ¡Qué suerte tienes!

— ¿Saben si eso es bueno o si es malo? — preguntó otra vez el anciano.

Ese día su hijo único intentó domar a uno de los animales, pero éste le rompió una pierna.

— Ahora ya no tienes a nadie que te ayude — le dijeron los vecinos —. ¡Qué mala suerte!

— ¿Saben si eso es bueno o si es malo? — repitió el anciano.

Al otro día los soldados del emperador pasaron por la ciudad alistando a todos los varones primogénitos de cada familia, pero dejaron al hijo del anciano por tener la pierna rota.

— Tu hijo es el único primogénito de China que no ha sido separado de su familia — le dijeron los vecinos —. ¡Qué suerte tienes ...!

— ¿Saben si eso es bueno o si es malo? — insistió una vez más el anciano.


EL SILENCIO

Un hombre acude ante un sabio y le dice que se cree capaz de conocer la verdad suprema. El sabio no cree que el hombre esté preparado para algo semejante pero finalmente lo pone a prueba y decide hacerle vivir muchas vidas bajo la promesa de enmudecer en todas.

El hombre acepta y es convertido de inmediato en guerrero; abandona al sabio y vive mil guerras, en todas permanece en silencio. No reza antes del combate y no se queja de las heridas.


II

En otra vida es pintor y hace silencio ante los halagos y las burlas a su arte.


III

En alguna vida es mujer, se enamora de un hombre apuesto y engendra un hijo.

El marido le pega y le acusa de fingir su mudez hasta que un día éste toma al niño entre sus brazos y lo lanza al fuego. La mujer grita desconsolada y despierta en la casa del sabio convertida otra vez en un hombre.

— Nunca alcanzarás la verdad suprema — le dice el sabio y sonríe con sorna —. No has conseguido permanecer callado ante el dolor.

Mejor no hablar: quién sabe si estas palabras no son otra de las pruebas a las que el sabio lo somete.


UN BREVE DIÁLOGO

Cristo atraviesa la puerta principal del palacio.

El emperador romano lo espera mientras los eunucos ungen su cuerpo y las esclavas lo cubren de púrpura.

— Márchense — grita el emperador a su séquito y se quedan solos —. Te esperaba — continúa el emperador —, he visto morir a muchos cristianos, he sentido en esas muertes tu mensaje y te he esperado. Todos los caminos conducen a Roma, no me asombro. Algunos de tus apóstoles predican en la capital del mundo. Están aquí no solo para salvar una ciudad viciosa. Sin el latín, la moneda romana, los puentes que conducen a todos los sitios y salvan todos los obstáculos, sin el poder y un código que trascienda tu sanedrín no podrás extender tu evangelio. ¿Estás aquí para pedirle a Cesar su ayuda? No es preciso, en unos siglos Constantino redactará el edicto de Milán. Roma será la santa sede. Habrá cruzadas y el evangelio se abrirá paso.

— Ven — el emperador lo invita a otro aposento, llama a su guardia y les ordena que ejecuten a uno de sus esclavos.

El emperador sonríe ante el cadáver de su vasallo:

— ¿Quieres el apoyo de Roma? ¿No ves que el poder del imperio se funda en el terror? ¿Por qué no retiras a todos tus apóstoles del imperio?


II

El emperador llama a una esclava. La mujer tiene los labios más famosos del imperio, obediente hurga en la túnica de Cristo, toma el falo y empieza a besarlo. La saliva ahoga la escena. El falo parece una serpiente que brilla en aceite. Luego, como en alguna historia bíblica, el bastón de un patriarca. Palpita y se sumerge en la garganta de la esclava que mueve la nuez de su cuello con ritmo.

De repente sus mejillas se contraen en un ejercicio de interrogación. El semen brota como de una ubre reventada. Los labios más famosos del imperio no consiguen detenerlo. La esclava traga un grueso sorbo y aparta el pene de Cristo de su boca.


— Pobre cordero — susurra Cesar —. Por desgracia, y juro que lo lamento, el mundo se divide entre tu silencio y nuestro bullicio. ¿Has sido feliz? ¿Cómo crees que pueden amarte si no es a través de nuestras palabras, de todo lo que nosotros digamos de ti y hagamos contigo? Nosotros somos Cristo.

Cristo solo dice unas palabras:

— Estás soñando, y tu obsesión por el poder te ha hecho creer que realmente puedes hacerme comparecer ante ti. Soy una proyección de tu sueño de poder.

El Cesar extiende la mano, la hunde en el pecho de Cristo y murmura aburrido:

— Otro de tus milagros.

— Estás soñando — continúa Cristo mientras su pecho intangible permanece atravesado por la mano del emperador —. Has dicho que solo podrán creerme a través de tus palabras, pero te demostraré que soy algo más que eso.

En ese instante un esclavo acude al lecho del emperador y lo despierta. El emperador abre los ojos y grita:

— Maten a este hombre que se ha atrevido a interrumpir mi diálogo con el hijo de Dios.

La orden se consuma y el emperador se queda con su duda y el cadáver del esclavo.


EL SARCÓFAGO

Conducen extenuados un sarcófago y se miran entre sí calculando cuánto les pesa.

— Nuestro sarcófago — dice alguno — debe ser tan pesado que tenga sentido llevarlo y tan ligero que nos permita continuar.

— Algo así solo ocurre cuando se conduce el vacío — afirma alguien y se preguntan si el cansancio que sienten es ilusorio.

— El vacío — concluye otro — es, en materia de sarcófagos, una carga perfecta mientras no llegue el momento de la exhumación.

A lo lejos se ven unas construcciones funerarias.


SONETO

Los dos cuartetos son de construcción paralela; van seguidas cuatro exclamaciones, cada una ocupa dos versos. El primero y el quinto son bipartitos, construidos en quiasmo. El segundo verso presenta una serie, que por lo extenso de sus términos resulta una gradación. El tercero está adornado por una anáfora — aliterada — y una metáfora, mientras que en el cuarto encontramos una antítesis. Incluye el sexto una construcción paralela. En el octavo destacan dos metonimias antitéticas algo gastadas. El ornato de los versos noveno y décimo es en expresiones sinónimas, formando quiasmos las del verso décimo. En el undécimo actúa — además de la metáfora — el ornato de la aliteración, que continúa en los versos siguientes. En los últimos versos del soneto se enumeran todos los objetos indicados en los versos anteriores, en el mismo orden en que aparecieron antes.


EL GENIO Y EL AUTISTA

Franz condujo a su acompañante ante un espejo y le dijo:

— Éstos son el genio y el autista.

— ¿Quién es el genio y quién el autista? — preguntó el acompañante, mientras miraba en el espejo su silueta y la de Franz.

— ¿No sabe usted quién es el original y quién un mero imitador? — dijo Franz a modo de respuesta.

— Me parece evidente — respondió su acompañante.

— ¿Podría susurrarlo en mi oído?

El acompañante hizo un gesto para acercar sus labios. Franz lo interrumpió:

— Sé que usted se equivocará y, como deseo conducirlo por el camino de la verdad, no le permitiré hablar. Prefiero seguir hablando yo. El autista es amante del genio. Tiene deseos auténticamente carnales. Le gustaría besar los labios y las tersas costillas del genio. Sin embargo, puesto que el genio es un hombre muy espiritual solo tienen diálogos muy sublimes. Debo añadir que el genio le ha pedido que imite cada uno de sus actos; esto ha provocado que nadie sepa en realidad quién es quién y que todos se inventen historias.

— A veces el genio — explica Franz —, a través de esa extraña parábola expuesta de manera ejemplar en la figura del autista, nos lanza mensajes premonitorios y reflexiones profundas; tardamos años en entenderlas.

El acompañante de Franz se yergue en puntas de pie para atisbar un gesto que hacen simultáneamente los dos personajes del espejo.

— ¿Quién fue el primero en hacer ese gesto? — pregunta el acompañante.

— Ha sido el genio. Ha logrado aleccionar al autista acerca de la importancia del trabajo y del amor entre los hombres. ¿No le parece grandioso? — concluye Franz.

— ¡Entendí el mensaje! — exclama el acompañante —. Es un mensaje de optimismo que nos dará fe para continuar. Pero, quisiera hacerle una pregunta: ¿A cuál de los dos cree usted que nosotros debemos imitar?


RETRATO DE CLAUDIA

Fue arduo. No se equivocan los que dicen que es necesaria una demostración anatómica para intentar comprender la imagen que tengo de Claudia.

Para conseguir esta imagen he anatomizado más de diez cuerpos humanos. He ido rompiendo los diversos miembros, quitando las más pequeñas partículas de carne que rodeaban las venas, sin causar ninguna efusión de sangre, fuera de una imperceptible hemorragia de las venas capilares.

Quien tiene conocimiento de la naturaleza de los nervios, músculos y tendones, conocerá muy bien en el movimiento de un miembro cuántos y qué nervios son causa de aquél, qué músculo es la causa de la contracción de un nervio por hinchazón, y qué nervios expandidos por el más delicado cartílago acompañan y sostienen dicho músculo.

Para asegurarnos del origen de cada músculo, recordemos estirar el tendón producido por el músculo y su empalme con el ligamento de los huesos. No haremos más que equivocarnos a la hora de mostrar los músculos y sus posiciones, orígenes y términos, a no ser que hagamos una demostración con los músculos finos a manera de hilos. Así fue preciso hacer con los de Claudia:

1. Separar un poco los huesos uno de otro para poder reconocer la verdadera forma de cada hueso de la palma de su mano y el número y posición de cada dedo.

2. Aserrar longitudinalmente, un poco para ver cuál está vacío, cuál lleno. Después de hacer esto, hubo que poner sus huesos al lado de las junturas unidas y representar toda la mano por dentro bien abierta. Claudia estaba aún cálida, era aún un cadáver sutilmente vivaz.


La siguiente demostración debería ser de los músculos alrededor de su muñeca y del resto de su mano.


Luego, los ojos de Claudia. Al hacer la anatomía del ojo de Claudia, para poder ver bien el interior sin derramar el humor acuoso, tenemos que colocar el ojo en clara de huevo y cocerlo hasta que se solidifique, para luego cortar el huevo y el ojo transversalmente, de suerte que no se derrame nada de la parte seccionada.

Al hacer la anatomía de su cerebro construí respiraderos en las trompas de los grandes ventrículos e inserté cera derretida por medio de una jeringa a través de un orificio que hice en el ventrículo central. A través de este orificio, llené los tres ventrículos del cerebro. Una vez que la cera se hubo endurecido, quité el cerebro; entonces pude ver con toda exactitud la forma de sus tres ventrículos.

Ningún órgano, por otro lado, necesita de tantos músculos como la lengua; de éstos se conocían 24, además de los que yo he descubierto en Claudia.


EL APRENDIZ DE MAGO

Un joven desea aprender magia, se dirige al alquimista y le pide que sea su maestro.

El alquimista lo escucha mientras ordena a su criada que prepare unas perdices para la cena. Accede y empieza por convertir una mesa en un reloj.

En unos días el discípulo aprende la ciencia del alquimista y se empeña en convertir a su maestro en una mesa. Discuten, el maestro se resiste y le dice que nadie podrá nunca convertirlo en una mesa, y entonces apela a su último recurso: llama a la criada y las perdices son servidas.

La trama parece haber transcurrido durante los instantes que tarda la criada en cumplir la orden del alquimista.

El alquimista ha engañado a su discípulo. Con una serie de sucesos ilusorios ha descubierto sus propósitos y le dice que se vaya.


LOS APOLOGISTAS

Los apologistas discuten cómo redactar un libro interminable que justifique todo. En esencia las discusiones son apasionadas. La desgracia de los apologistas está en que mientras discuten, el tiempo los aniquila.

Luego las historias, al mencionarlos, explican con interminables y apasionados argumentos que el empeño que los consumió estaba justificado.


LA METÁFORA

Para que la metáfora fuese perfecta en el siglo IV se discutió la posibilidad de que tuviese vida.

En el siglo V se desechó esa creencia. Se discutió entonces cómo debía ser comprendida e interpretada.

Unos siglos después se cuestionaron sus dimensiones.


(Continues...)

Excerpted from El Libro de las Parodias (Naranjas o Libros) by Radamés Molina. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

CRÉDITOS, 4,
EL PERSONAJE, 9,
EL ESPÍA, 11,
EL PICAPEDRERO, 13,
PAISAJE DESPUÉS DE LOS SUCESOS, 15,
LA HISTORIA, 17,
OTRO CUENTO CHINO ..., 19,
EL SILENCIO, 21,
UN BREVE DIÁLOGO, 23,
EL SARCÓFAGO, 25,
SONETO, 27,
EL GENIO Y EL AUTISTA, 29,
RETRATO DE CLAUDIA, 31,
EL APRENDIZ DE MAGO, 33,
LOS APOLOGISTAS, 35,
LA METÁFORA, 37,
EL ÁRBOL DE LA HISTORIA, 39,
LA TRAMA, 41,
PÁGINA CUARENTA Y TRES, 43,
LOS DOS LABERINTOS, 45,
EL ADVENIMIENTO DE LA VIRGEN, 47,
EL INICIO, 49,
ALGUNAS AFIRMACIONES, 51,
HAMLET, 53,
EL LECTOR DE MATRICES, 55,
SIEMPRE BARROCOS, 57,
EL CAMBISTA Y SU MUJER, 61,
LA MÁQUINA, 63,
EL VIAJE, 65,
EL SUCESO, 67,
EL MURO, 69,

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